miércoles, septiembre 02, 2009

Boris y la servilleta de papel


Boris. Saint Germain des Prés.
París.
...en algún lugar del tiempo



Boris escribía algo en una servilleta de papel semi arrugada y casi transparente, la pluma hacía maravillas para no perforla y poder dejar estampado garabatos de los que más tarde Lucile daria su crítica opinión.
El sótano olía a esa mezcla de humo, alcohol, aire enmohecido que si tuvieramos que ponerle un color sería semi verdoso casi azulado.
Boris no prestaba atención a lo que sucedia alrededor, apenas oía la trompeta y el saxo de sus colegas que tocaban atravesando el humo, tal vez Boris, era solo un canal teletransportador de la melodía que se manifestaba en el grabado de la servilleta.
El camarero que ya lo conocía, le hizo un comentario jocoso al pasar junto a él sobre su reducido cuaderno de notas.
Boris no lo oyó. Su obsesión por construir constantemente la realidad no le deja tiempo para contastarla con su producción ya lista.
Tenía que hacerlo lo más rápidamente posible, porque a veces se superponían y no sabía quien escribía a quien. Luego, además de todos estos inconvenientes tenía que soportar los comentarios muchas veces adversos de Lucile y eso aumentaba su mal humor y coartaba su inspiración, lo que por supuesto también incidia en el toque final de la producción. Era entonces ahi, cuando solo lograba plasmar en el papel una visión de tristeza, de desasón y por momentos su autoexigencia le ganaba la partida.
Aunque esta vez quizá no era el caso, esta noche las musas inspiradoras estaban sentandas a su mesa, y esta vez eran más fuertes que el poder de Lucile o del camarero burlón.
Hoy él sabía exact
amente que escribir, era perfecto, no podía dejar escapar este momento que parecia único y todo lo que está por venir estaba a punto de ser dibujado en una esfímera servilleta de papel. "..el tiempo está después.." la suave melodía de aquella vieja canción le resonaba ahora en la cabeza.
m.a.
junio 2009