miércoles, julio 02, 2008

El Soñador




Así terminan las cosas que algún día comenzaron, así se van las palabras, los sueños y las ganas de cantar -aseveraba el viejo cuidador de sueños.
Aparicio no supo que contestar.
-él nunca tiene opinión propia- incriminaba a menudo su madre. Entonces él así lo creía. Es más, estaba sumamente convencido de que nunca sabía que decir cuando alguien le hablaba de cosas que él no entendía. Su cabeza quedaba en blanco, o tal vez su mente, eso tampoco era algo que él supiera discriminar, nunca sabía donde comenzaba una y dónde terminaba la otra.
En verdad Aparicio, nunca fue un hombre de muchos pensamientos, ni de muchas palabras, más bien de poca producción. Por eso cuando el viejo le habló acerca de a donde van los sueños cuando alguien se muere, Aparicio no tenía ni idea. Ni siquiera - y esto por supuesto no quería decírselo al viejo que parecía ser un entendido en la materia- tenía idea en dónde se escondían: para él solo estaban bien escondidos, porque simplemente nunca había visto uno.
malvarez

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